Chinchón: castillo, plaza Mayor y el mejor cordero de Madrid

Plaza Mayor de Chinchón presidida por la iglesia de la Asunción, uno de los pueblos con más encanto de Madrid

Chinchón, una de las mejores escapadas desde Madrid, un pueblo con sabor a pueblo

Paseando por Chinchón, nos parece que Madrid no solo es una ciudad lejana, es que puede ser que Madrid o las ciudades ni siquiera se hayan inventado aún. Chinchón es una de las mejores posibilidades que ofrece la Comunidad de Madrid para escapar de atascos, metro, edificios altos y la boina de contaminación que reaparece con fuerza cuando las lluvias se hacen de rogar.

Chinchón está al sureste de Madrid. Saldremos de la capital por la A-3, la Autovía del Mediterráneo o carretera de Valencia, y nos desviaremos hacia la derecha entre Rivas Vaciamadrid y Arganda, en dirección a Morata de Tajuña y Chinchón.

En su fisionomía, Chinchón es un pueblo eminentemente castellano: con castillo y plaza Mayor, y con un puñado de callejuelas con encanto bajo un cielo azul que rasca a pesar del sol en invierno.

Chinchón: un topónimo, una condesa y un error medicinal

¿Qué tiene que ver Chinchón con la medicina? Chinchón está detrás del nombre del medicamento más efectivo contra la malaria, la quinina, pero un error de transcripción le robó el sonido «ch».

La corteza del quino, árbol procedente de los Andes, se descubrió como potente medicamento contra la malaria en el siglo XVII. Por entonces, la enfermedad se conocía como «enfermedad de los pantanos» y estuvo a punto de llevarse la vida de la Condesa de Chinchón, Ana Osorio, esposa del por entonces virrey del Perú.

De ahí que al alcaloide de esa corteza comenzara a llamársele «chinchona». El gran botánico sueco Carlos Linneo, padre de la nomenclatura y clasificación de los seres vivos, la transcribió por error con sonido «k» en lugar de «ch», quizá por confunsión con el italiano. De ahí que la chinchona pasara a la posteridad como «quinina». Sigue siendo el remedio más eficaz contra la malaria, pero también un riesgo por intoxicación o altas dosis.

La joya de Chinchón: su plaza Mayor

La plaza Mayor de Chinchón parece sacada de un cuento. Es enorme, porticada, circundada por casas antiguas de dos o tres pisos con balconadas verdes y madera vista. En el siglo XVII, los 234 balcones de esta ejemplar plaza castellana fueron azules. En concreto, de un azul que, según algunas tradiciones, sirve para espantar los mosquitos, como en Chefchaouen, Marruecos.

Su suelo de arena y su forma redondeada se deben a que, en lugar de plaza de toros, Chinchón convierte su plaza Mayor en coso taurino o corral de comedias cuando lo necesita. La plaza es como una media luna, con mitad de edificios en curva y la otra mitad, en línea recta.

De entre todas las columnas de sus portales, destaca la llamada «de los franceses», la de la salida a la calle Morata. En ella fueron ajusticiados algunos soldados franceses tras repeler Chinchón el ataque de las tropas napoleónicas en el marco de la Guerra de la Independencia (1808-1814). Chinchón sufrió especialmente los ataques franceses, así como un duro asedio a la villa, cercana al punto fuerte de las tropas napoleónicas: Aranjuez.

Chinchón, escenario de cine… y de fútbol

No exageramos al decir que la plaza Mayor de Chinchón es de película… porque la villa ha sido elegida no solo como escenario del cine patrio, sino también de cineastas extranjeros. Así, en la plaza Mayor se rodó una de las escenas con más historia de «La vuelta al mundo en 80 días»; la que provocó, de hecho, el cambio de director por considerar el productor que no le daba realismo a una corrida de toros para la que se llamó a 10.000 figurantes: todo el pueblo más gente de alrededor.

También la eligió Orson Welles para rodar «Una historia inmortal» o Peyser para su thriller «Luna de miel con un extraño». Orson Welles, enamorado de España, dejó en Chinchón una dedicatoria con autorretrato incluido en el mesón Las Cuevas del Vino, pero se decantó no obstante por su amada Ronda para su descanso eterno.

Así, si añadimos «El fabuloso mundo del circo», en Chinchón han rodado Claudia Cardinale, Rita Hayworth, John Wayne o Cantinflas, y también José Sacristán -nacido en Chinchón-, Fernando Fernán Gómez, Carmen Sevilla y Joselito.

En tiempos más recientes, la plaza Mayor de Chinchón se convirtió en el campo de fútbol improvisado del anuncio de Coca-Cola para el Mundial de Corea y Japón 2002. Estrellas del momento, como Figo, Henry y Forlán, dieron unos toques sobre la arena antes de dejar paso a Luis Aragonés, Schuster o Futre.

El castillo y los monumentos de Chinchón

Condado desde 1520 por la gracia de Carlos V, el primer conde de Chinchón rehabilitó como castillo la antigua fortaleza del pueblo, pero fue destruido por los comuneros. El tercero reconstruyó desde los cimientos el emblemático Castillo de los Condes, tras demoler lo que quedaba en pie. Otro castillo, el de Casasola, del siglo XV, apenas mantiene en pie algunos muros.

El castillo de Chinchón o de los Condes es robusto, de corte renacentista e imitador de los italianos. Está compuesto por dos cuerpos cuadrados, con torres cilíndricas en las esquinas. Ha sufrido muchos avatares en sus más de cuatro siglos, con destrozos en la Guerra de Sucesión, durante los ya mencionados ataques franceses y en el siglo pasado, cuando se usó como fábrica de licores y se aprovecharon los materiales del castillo para arreglar casas, caminos y cercas.

La segunda parada obligada, de entre las muchas cosas que hay que ver en Chinchón, la componen la iglesia de la Asunción y la Torre del Reloj. Separadas, han dado origen a una letrilla, «Chinchón tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre». La torre quedó huérfana de iglesia en la Guerra de la Independencia. Pertenecía a la iglesia de Gracia, la más antigua del pueblo. En sus orígenes, la torre no tenía reloj, que se le colocó en el siglo XVIII.

A su lado, la iglesia de la Asunción, cuya construcción demoró casi un siglo por las discrepancias entre Iglesia y los condes, que solicitaban privilegios en misas y entierros. Esta tardanza la convirtió en crisol de estilos: gótico, plateresco, renacentista y barroco. La iglesia cuenta con un tesoro en su interior: un lienzo de Francisco de Goya, la Asunción de la Virgen, colocado en 1812 en el Altar Mayor. El hermano de Goya era capellán de este templo.

El Teatro Lope de Vega y el Convento de las Clarisas son otros de los edificios históricos de Chinchón. El primero, sobre las ruinas del Palacio de los Condes, desaparecido como tantos edificios durante la Guerra de la Independencia; y el segundo, barroco, con una iglesia herreriana y un recuerdo para llevar: los dulces de las monjas.

Comer cordero en la plaza Mayor de Chinchón

Chinchón cuenta con una extensa y rica gastronomía, ensalzada con productos propios de alta calidad. Los campos que circundan la villa están sembrados de viñas y olivos, así como de huertas.

En la plaza Mayor se puede disfrutar doblemente de esa gastronomía: comprando y comiendo. Comprando, porque la mayoría de los chinchonenses aprovechan el fin de semana, especialmente el domingo, para llevar su género y ofrecerlo a los turistas: tomates, pimientos, calabazas, patatas… todo recién recogido. Comprando también en las calles aledañas el vino de Madrid de los viñedos cercanos y el aceite de oliva propio.

Y comiendo, en los abundantes restaurantes que pueblan la plaza y que extienden sus mesas en las balconadas y en el coso. Chinchón es famoso por su cordero; pero también por la sopa de ajo; por unos dulces que también son típicos de Extremadura, los repápalos, con leche y canela; y por una copita de anís «para bajar el cordero».

Naturaleza y arqueología en los alrededores de Chinchón

Si alargamos nuestra estancia en Chinchón, podemos disfrutar de sus alrededores. Esa distancia de Madrid y su cinturón urbano permite que, aquí, la naturaleza la tengamos a tiro de piedra. Destacan dos visitas: una cultural y la otra, plenamente paisajística.

La zona de Chinchón ha estado poblada desde los inicios de la presencia humana en Europa. En el cerro del Salitral podremos encontrar una antigua ciudad íbera y su necrópolis; y también cuevas, como la de La Mora. Además, la dominación romana de la vecina Titulcia también ha dejado parte de su herencia en Chinchón.

Villa rodeada de viñas y campos de olivos de los que se obtiene un buen tinto y un aceite de calidad, la naturaleza también nos regala hermosos paisajes verdes entre tierras más bien pardas. Las laguna o lagunas de San Juan, pues una isla en el centro a veces parece cortarla en dos, está rodeada de carrizales y brazos del Tajuña y otros arroyos. Miles de aves pueden avistarse durante el paseo al borde de estas aguas oscuras.

La laguna está en dirección Titulcia, desde cuyo mirador podremos disfrutar del río Jarama y los barrancos terrosos que excava en su curso final, antes de desembocar al Tajo en Aranjuez.

Chinchón forma parte de la red «Los pueblos más bonitos de España», en la que también figuran, por ejemplo, Llastres y Puebla de Sanabria.

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