Cómo recorrer Madrid a pie: empezamos en la emblemática Puerta de Alcalá
Hay que armarse de calzado cómodo y dejar de lado las ganas de entrar a todos los museos delante de cuyas puertas pasaremos… si es que queremos hacer este recorrido en un día. Me gusta llamarlo «De Puerta a Puerta», porque comienza en la plaza de la Independencia, enfrente de los Jardines del Buen Retiro (popularmente conocidos como El Retiro) y termina en la glorieta de la Puerta de Toledo; es decir, vamos de la Puerta de Alcalá a la de Toledo, las dos antiguas entradas más famosas de la capital de España.
Desde la plaza de la Independencia, bajamos por la calle Alcalá, la más larga de Madrid. Pronto llegamos a la plaza de la Cibeles, donde podremos contemplar la mítica fuente de la diosa griega. Si el visitante es aficionado al Real Madrid, la fuente tiene un significado más: es el lugar donde los madridistas celebran sus grandes gestas.
Aquí encontraremos el Palacio de las Comunicaciones (hoy sede del Ayuntamiento de Madrid) y la Bolsa. Hacia el norte, por el Paseo de Recoletos, el más señorial de los bulevares madrileños, podremos disfrutar de la larguísima fachada de la Biblioteca Nacional a la derecha.
Los amantes de los símbolos nacionales podrán disfrutar de la bandera española más grande del país en la plaza Colón, donde también se encuentra el Museo de Cera y la Torre Colón, coronada con su famoso «enchufe». Bajaremos ahora por el otro costado y haremos la primera parada, la del desayuno, en el mítico y literario Café Gijón.
Después de los museos de Recoletos, seguimos por los museos del Prado
Hacia el sur, Recoletos se convierte en el Paseo del Prado y se conoce como el Barrio de los Museos. Ahí se encuentra la mayor pinacoteca del mundo, el Museo del Prado, pero también la colección privada del Thyssen Bornemisza; y, más al sur, ya en Atocha, el Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofía.
A mitad de camino, la otra fuente mitológica con tintes futboleros, la de Neptuno, centro de celebraciones de los hinchas del Atlético de Madrid.
Regresamos a Cibeles y, al otro lado, disfrutaremos de la espléndida construcción que acoge el Banco de España. Bajaremos unos metros por Alcalá y viramos a la derecha, por la más famosa de las calles madrileñas: la Gran Vía. Nos habremos perdido, eso sí, Congreso y Senado, cerquita si estamos interesados.
La Gran Vía: símbolo de Madrid
En Gran Vía pasearemos entre tiendas, edificios neoclásicos y locales de ocio de raigambre en la capital, como el Museo Chicote. Admiraremos desde abajo la impresionante altura del conocido como Edificio de Telefónica. Y veremos enfrente, al fondo, ya en la plaza de Callao, la luminosa publicidad de los refrescos Schweppes, que inmortalizó Álex de la Iglesia en su largometraje «El día de la bestia», con Santiago Segura en plena eclosión.
Es largo el camino y mucho lo que dejamos de lado, como seguir desde Callao a plaza de España por Gran Vía, disfrutando de cines y teatros, pero bajaremos por la arteria comercial por excelencia de Madrid, la calle Preciados, hasta el kilómetro cero de las carreteras españolas: la Puerta del Sol.
Desde aquí parte, por ejemplo, la calle Alcalá, origen de la autopista A-2, que une las dos principales ciudades del país, Madrid y Barcelona. En ese punto, en Sol con Alcalá, está desde 2009, tras su vuelta a su ubicación primigenia, la simbólica estatua del Oso y el Madroño.
En Sol está también el reloj que, Nochevieja tras Nochevieja, acompaña a todos los españoles por televisión para comerse en familia las doce uvas de la suerte para entrar bien en el nuevo año.
La Puerta del Sol: intentando preservar lo castizo a pesar de todo
Comeremos en un local de comida tan rápida como típica: el Museo del Jamón. Barato y castizo, a pesar de la colonización por parte de los turistas, es de los pocos lugares donde comeremos… por un euro. Bajamos por la calle Mayor y entramos en la barroca plaza Mayor.
Núcleo de burlas políticas por al exposición que la alcaldesa Ana Botella realizó en Buenos Aires para convencer al Comité Olímpico Internacional (COI) de las bondades de la ciudad, en la plaza Mayor es mucho mejor tomarse unas cañas o el tan madrileño «bocata» de calamares que una «relaxing cup of coffee». El trajín de turistas no es precisamente «relaxing».
Sentados, podremos jugar a descubrir el símbolo de la ciudad, el oso y el madroño, entre la decoración de las fachadas. Es la versión «pintada» de la carismática estatua que ya hemos visto en Sol.
El Madrid señorial en torno al Palacio Real
Salimos por la calle Bordadores hasta Arenal y giramos a la izquierda para llegar al Teatro Real, la Ópera. Separado de él por la plaza de Oriente, se sitúan el majestuoso Palacio Real y todo su complejo: la catedral de la Almudena, los exquisitos Jardines de Sabatini, el Campo del Moro…
¿Tenemos tiempo y suelas en los zapatos? Hacia el norte nos espera de nuevo plaza de España, con el enigmático Templo de Debod egipcio y los históricos escenarios que Francisco de Goya reflejó en sus cuadros en torno al 2 de mayo de 1808; especialmente, «Los fusilamientos de la montaña del Príncipe Pío». Hoy, ese paraje es una de las estaciones intermodales más modernas de Madrid.
Calle Bailén al sur, nos cruzamos con la calle Segovia; hacia el oeste, se convierte en el monumental Puente de Segovia sobre el Manzanares.
Del puente de Segovia a la Puerta de Toledo, con la cúpula de San Francisco el Grande
Bajando más hacia el sur por Bailén, disfrutaremos de la que en mi opinión es la más hermosa de las iglesias madrileñas: la Real Basílica de San Francisco el Grande. Confundida muchas veces con la catedral por tener un porte más eclesial que La Almudena, su cúpula domina el horizonte cuando entramos a Madrid desde la A-6 o la rodeamos por la Carretera de Castilla y la M-30, y también cuando cogemos el teleférico de la Casa de Campo…
La calle Bailén desemboca, precisamente, en la Puerta de Toledo. Monumental en mitad de la plaza, si comenzamos la ruta al revés y en domingo o festivo, no podemos dejar de pasar por el famoso Rastro de Madrid, que se extiende por el barrio de La Latina. Este, el de Malasaña, y el de Chueca son los barrios más populares de ocio y contracultura… eso ya será mejor para otra ruta, la nocturna.
A orillas del río Manzanares
Algunas variantes… si no estamos muertos de cansancio, bajando la calle Toledo llegamos al río Manzanares. Desde el Puente de Toledo, obteníamos la mejor vista del Estadio Vicente Calderón, cancha local del Atlético de Madrid, ahora apenas en pie tras el traslado al Metropolitano.
Siguiendo el curso del Manzanares o de la circunvalación M-30, pero ya en transporte motorizado, podemos llegar a la zona de Vallecas y, desde el Parque Lineal del Manzanares y su gran escultura «La Dama del Manzanares», contemplar el más bello atardecer de Madrid. Ahora podremos reconocer cada edificio emblemático que desde allí veremos.
Actualización 2020: hoy, el Calderón son solo ruinas entre las cuales pasa de forma provisional la M-30. Desde ahí hasta Legazpi, «Madrid Río» se ha convertido en el pulmón verde del sur, con parques, senderos y mucha actividad cultural y comercial. El antiguo Matadero, metro Legazpi, es hoy uno de los mejores espacios de arte y cultura alternativa de Madrid.
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