Buscando playas desiertas en Almería y Cádiz

Desde el Faro de Cabo de Gata, salinas y varias playas

Cabo de Gata: paisaje agreste, dunas y playas extremas en Almería

El Cabo de Gata, plena naturaleza, turismo tranquilo y bohemio. El Parque Natural nos garantiza mucho paisaje agreste, con dunas y vegetación, y, sobre todo, pocos edificios. De hecho, es un paraíso de los campistas.

La mayoría de sus playas aparecen en los listados periódicos de los arenales más bonitos de España e incluso en relaciones mundiales de qué playas no perderse. La de Mónsul está, además, cerca de un pueblo, el de San José, lo que nos garantiza estar en plena naturaleza pero cerca de la civilización. Desde la arena fina y oscura, contemplaremos un paisaje de rocas modeladas por el viento con las que podremos jugar a adivinar qué formas tienen. «La peineta» es su escultura natural más famosa. «Indiana Jones y la última Cruzada» se rodó aquí.

Muy cerca, el nombre de la playa de los Genoveses recuerda un hecho histórico, un desembarco que venía para ayudar en la lucha contra los musulmanes, hace ya un milenio. Hay 40 playas en 65 kilómetros de costa, y lo que más atrae a quienes se pierden por aquí es que prácticamente no llega el tráfico rodado hasta la arena. Hay poco aparcamiento cerca, vetado en verano, y lo mejor para acceder a ellas es darse un paseo.

Para paseos largos y empinados, la senda que nos lleva a la playa de los Muertos. Su nombre se debe a una conjunción de corrientes que, en el pasado, en la época donde los naufragios eran más habituales, provocaban que los cadáveres aparecieran en este trocito de costa. Por su difícil acceso, se usa comúnmente como playa nudista. Un mirador desde el que se abarca toda la cala y el Faro de Mesa Roldán completan el espectáculo.

«La otra Andalucía»: las playas gaditanas alrededor de Tarifa

En la Andalucía occidental, el litoral de Tarifa ofrece otro buen puñado de bellas y, a veces, solitarias playas. Eso sí, muy ventosas, por la exposición de la costa gaditana. Aunque, precisamente por ello, una joya para los amantes de los deportes acuáticos de superficie.

La playa de Bolonia se extiende por 5 kilómetros de arena y dunas. Es el símbolo de la costa tarifeña. Sus aguas turquesas y sus espontáneas fiestas al atardecer, amenizadas por los instrumentos y canciones de los propios bañistas, le dan un toque bohemio único. La magia no sólo viene de las dunas, el agua y la música: en los atardeceres muy claros, con unos prismáticos alcanzamos a ver cómo se pone el sol al otro lado del Estrecho, sobre la hechizante ciudad de Tánger.

El río Jara ofrece paisajes alternativos, a la playa, aunque de ésas tenemos más: la de los Lances o la playa Chica, más resguardada del viento y masificada cuando las corrientes son excesivas hasta para los surfistas. El paisaje más espectacular lo encontramos quizás en Valdevaqueros, con aguas de profundo azul cobalto oceánico y rodeada de montañas, que también a pie de mar las encontramos en Cádiz.

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