Rutas por las minas abandonadas de Los Oscos

Mina Carmina, ruta por las minas abandonadas de Los Oscos

Las rutas de Los Oscos también son industriales: visitamos y entramos en Peña Tascón y Mina Carmina

Los Oscos vuelven a este blog porque la riqueza de las rutas, las cascadas y la naturaleza en general de este rincón de Asturias son insuperables, pero también su pasado industrial y sus minas abandonadas. Muchas de ellas son visitables. A algunas se llega cómodamente en coche; a otras, por preciosas y solitarias rutas de vistas sobrecogedoras.

En todo caso, no olvidéis llevar calzado de buen agarre, potente linterna y un aviso de dónde estáis. Como toda mina, ninguna de ellas está exenta de riesgo de derrumbe.

Mina de Peña Tascón: más fácil, imposible

Si queréis visitar una mina abandonada sin tener que subir y bajar montañas, sin caminar más de veinte pasos, felicidades. Los Oscos no os van a defraudar. Porque la Mina de Peña Tascón, en Villanueva de Oscos, tiene un aparcamiento a sus pies.

Se llega por una pista, no por carretera, pero no es necesario un vehículo todoterreno, es accesible para un coche normal. Apenas unos metros después de salir de Villanueva en dirección a San Martín, una señal a la izquierda os indicará el desvío. Cuidado, porque es casi un cambio de sentido y en pendiente, el giro para tomar el desvío es de 300º. A los pocos metros, también señalada, comienza la pista tras dejar atrás el asfalto.

Un panel informativo a modo de caseta y unos bancos forman un área recreativa en miniatura con unas vistas excepcionales sobre Villanueva, toda la comarca y sus horizontes suaves.

Lo primero que encontraremos es una tolva con su vagoneta cargada, eso sí, de simples piedras. Cuenta con tres secciones de galería despejadas para la visita. La inferior, la más accesible, puede caminarse unos metros con la luz natural. Pero, recordamos, lo más aconsejable es ir pertrechados con linternas y, sobre todo, calzado de agarre. La piedra está cubierta de musgo y los hierbajos del suelo es habitual que estén húmedos por la umbría.

Tras subir por la trinchera, veremos dos entradas. La inferior, también perfectamente accesible, está dotada con un pasamanos de cuerda. Ojo si nos adentramos mucho, porque en su estructura natural está comunicada con la inferior. Corremos riesgo de caernos. A la tercera, un corto tramo independiente, se accede trepando un poco. La piedra suelta resbala, ojo.

Peña Tascón, materia prima para los ferreiros

Oscos-Eo es una comarca conocida por la tradición de los metales, por la forja, por sus ferreiros, los herreros. Las navajas de Taramundi tienen fama nacional por su magnífica factura y, en general, Los Oscos son también tierra de artesanos del hierro.

Los primeros documentos que mencionan la explotación de Ovellariza, el pequeño núcleo poblacional al que se adscribe la mina, datan de la primera mitad del siglo XV. Desde entonces, figuran referencias ocasionales a esta explotación en relación con el trabajo de los ferreiros locales.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la minería en la zona florece, llegando a su mejor momento un poco antes de 1950. Por esa época, la falta de explotaciones y la economía autárquica de la posguerra hacían necesarios todos los yacimientos, incluso aquellos cuyos metales necesitaban más tratamiento. Así, desde Mina Tascón salía mineral para la siderurgia vasca e incluso para exportar.

Pero, según fueron avanzando los procesos y se pudo acceder a un metal más limpio en origen, el mineral de Los Oscos dejó de resultar atractivo. Mina Tascón dejó de funcionar en 1957, pero su entorno está perfectamente adecuado para una visita segura. Es una visita libre, sin costes ni guía ni personal en el entorno.

La increíble Mina Carmina y su ruta de ensueño

El sol casca de lo lindo en el Suroccidente Asturiano en verano. Los Oscos tienen un cielo privilegiado, azul sobre suaves ondulaciones verdes. Y caminos solitarios y silenciosos que conducen a parajes increíbles. Quien conoce Los Oscos, siempre vuelve. Y en cada visita, nuevos retos.

Mina Carmina solo requiere tres cosas imprescindibles: buen calzado para agarrar en las cuestas resbaladizas por la hojarasca, una gorra para el sol implacable de algunos tramos y mucha agua fresca a la espalda. Por lo demás, es una ruta muy asequible con final sorprendente.

Tiene dos posibles itinerarios: uno parte de As Talladas, tras el área recreativa del embalse de Ferreira, en Santalla; la otra, de la solitaria ermita de Santa Engracia, en Vilarín de Tresmonte. O, si queremos hacer esta en formato largo, desde el propio San Martín de Oscos.

Nosotros nos inclinamos por la ermita, donde puedes dejar el coche. Es una forma de acortarla y, la verdad, desde San Martín subes a Vilarín por la carretera, lo que no hace la ruta larga demasiado atractiva. Cuando llegamos a Mina Carmina y vemos por dónde se baja desde As Talladas, confirmamos que habíamos elegido la mejor opción.

Desde Santa Engracia a Mina Carmina

La ermita de Santa Engracia es un lugar mágico. En mitad de las llanuras que ya amarilleaban, esta pequeña iglesia de techo de pizarra parece escapada de la mitología nórdica.

Desde ella, parte el sendero, aún ancho y transitable por vehículos en unos centenares de metros, hacia la mina.

El primer tramo es un paseo ancho y llano por el que podremos encontrarnos incluso grupos de ciclistas. Poco después, el camino se bifurca, pues para las bicis es intransitable la bajada a la mina. Muy cerca de ese punto, justo antes de doblar una curva marcada a la izquierda, aún en pista ancha, hay un balcón natural entre árboles en el lado derecho, con unas vistas que quitan la respiración sobre los montes de San Martín de Oscos.

A partir de ahí comienza la parte más difícil. No es muy complicada, pero sí hay pendiente, es resbaladiza y se estrecha. Cuando el sol casca, y en Los Oscos es más habitual de lo que se piensa fuera de Asturias, este tramo, a la vuelta y con subida, se hace… efectivamente, un poco cuesta arriba.

El premio llega cuando, al encarar la última parte de camino, apenas hierba pisada entre hierba alta, se ve al fondo, incrustada en la ladera, la bocamina. Piedra entre verdes impecables y un insultante cielo azul.

Las galerías de Mina Carmina

La zona de acceso a la mina es llana, está acondicionada para disfrutar de las vistas desde su balaustrada y nos reciben las tolvas y el molino que hacía funcionar el lavadero. Incluso en temporada alta, es muy probable que estemos en completa soledad en este paraje. Enfrente, se ve la bajada de la ruta que confluye desde As Talladas. Los que llegan por ella, se dan con la bocamina justo frente a ellos al llegar; los que aparecemos desde Vilarín, tenemos una excelsa visión del conjunto del valle excavado por un corto afluente del Agüeira.

Por orden, según llegamos al recinto, veremos a la derecha la cuadra y la forja y, en frente, la primera que podemos visitar es la galería principal. Aunque tiene un sistema de iluminación que permite la visita, la propia señalización de la caja informa de que puede no funcionar correctamente, como así fue en nuestro caso. Por suerte, ya habíamos leído que había que llevar linterna y pudimos internarnos.

Es toda una aventura entrar en una mina auténtica en completa soledad en un paraje tan espectacular, tan alejados de la civilización en apariencia. Lo que menos espera alguien que emprende una ruta de monte es acabar en una galería minera.

A la izquierda de la entrada principal, se encuentra el pasadizo que conduce al resto de niveles y a un mirador sobre Los Oscos, al fondo, y con el sendero hacia As Talladas, en la ladera izquierda.

¿Qué se extraía de Mina Carmina?

Mina Carmina fue explotada ya en el siglo XIX. Cesó su actividad en 1925 y se retomó en los años 50. De esta última época es el molino y la ampliación de las galerías.

De Mina Carmina se extraían blenda y galena, sulfuro de zinc y de plomo, respectivamente.

Al poco tiempo de reabrir la explotación, llegó la electricidad desde Ferreira. Es decir, desde la ruta de As Talladas. A pesar de esta mejora de las tareas, la ubicación de la mina hacía su transporte un infierno. El metal se sacaba del fondo del valle en mulos hasta Villarín. Imaginemos, tras haber hecho la ruta, lo rentable que eso podría llegar a ser.

A pesar de que el puerto y la industria de Ribadeo acogieron el fruto de las entrañas de Mina Carmina, la explotación tuvo una vida corta. En 1962 cerró definitivamente, hasta hoy. Efectivamente, por falta de rentabilidad. Hubo un último intento de reflotarla en los 70, pero ni siquiera se reinició la actividad.

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