Ystad y Escania, la huella de Mankell y Wallander en la costa sur de Suecia

Playa de Ystad, refugio de Wallander y las novelas de Mankell, Escania, sur de Suecia

Ystad y Escania, poco turismo pero mucha literatura, la de Henning Mankell y su detective Kurt Wallander

Coincidiendo con el aniversario de mi llegada a Escania, donde pasé dos de las semanas más maravillosas de mi vida, he querido rescatar del olvido turístico una pequeña población que, sin embargo, es mundialmente conocida a través de la literatura por las andanzas de Wallander, el detective de Mankell: Ystad.

Apenas a 60 kilómetros al este de la capital de la región, Malmö, el trayecto en tren hasta la casa del detective Kurt Wallander es un lento divagar entre poéticas llanuras salpicadas de idílicas construcciones de madera de estilo escandinavo.

Ystad, un sur con mucho sabor a norte

El viento azota con fuerza el paseo por la costa, el espigón y el puerto, por lo que no cuesta entender que el genial personaje de Henning Mankell se refugie constantemente en su habitación rodeado de alcohol, que en Suecia se vende en tiendas habilitadas a tal efecto para controlar su consumo exacerbado y es casi imposible conseguirlo de noche o en fin de semana.

Ystad es el municipio más meridional de Suecia, aunque el núcleo urbano se sitúe en un golfo del Báltico, un poquito más al norte, resguardado sólo parcialmente de esos intempestuosos vientos. De su cara más mediática destaca el Hotel Continental, escenario privilegiado de las pesquisas literarias y televisivas de Wallander.

Pero más allá de nuestro amigo Kurt, Ystad es una población que parece que no ve pasar el tiempo, ni mucho menos un crimen. En la plaza del ayuntamiento, a horario tempranero para los europeos del sur, el mediodía se convierte en una atmósfera cargada de humos de pescado y aros de cebolla fritos en caravanas. Es la forma barata de enfrentar el almuerzo a mitad de la jornada laboral.

Un corazón peatonal y un idílico paseo frente al mar, azotados por el frío

El centro del pueblo es prácticamente peatonal, plagado de caminantes y ciclistas, jalonado de tulipanes multicolor y edificaciones de una o dos plantas con corazón de madera y puntiagudos tejados. De influencia hanseática son sus dos grandes iglesias medievales: Klosret y Mariakyrkan.

A pesar de lo avanzada que estaba la primavera, durante mi visita a Ystad el cielo estaba completamente nublado y el paseo por la zona marítima, a pesar de las fantásticas vistas, resultaba desapacible.

Entre las mayores curiosidades que nos ofrece este paraje, está la de los listones de madera que visten el espigón. En ellos pueden leerse los nombres de sus benefactores. En el 319 encontramos una españolísima «ñ»: Lañas, justo sobre una «Bella», quizás italiana.

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