Trakai, antigua capital de Lituania, atrae por sus lagos y y el castillo insular
A solo treinta kilómetros de la actual capital, Vilnius, y bien comunicada por frecuentes autobuses de línea, persisten los restos de lo que hoy es un pequeño y tranquilo pueblo y en su día fue el centro más importante del Gran Ducado. Es Trakai, la antigua capital de los lituanos.
La zona es en sí misma es ya un espectáculo de la naturaleza, pues más de 200 lagos componen el distrito. El más profundo de todos ellos es el Galvé. En el centro, unido al pueblo por dos pasarelas a través de otra isla, se levanta esta maravilla de castillo.
En territorio continental, están las ruinas de otro de los fuertes medievales que hicieron de Trakai una de las mayores potencias de la región báltica. Sin embargo, la mayor curiosidad de la capital histórica de Lituania no radica en este castillo de postal que emerge de las aguas, sino en quienes convirtieron Trakai en la fortaleza que fue.
Trakai: su origen y sus tradiciones están en Crimea y los turcomanos
No fueron los lituanos ni los polacos, que han influido notablemente en su composición, sino un grupo de guerreros de origen turcomano que llegaron de Crimea, los caraítas. Aún hoy, seis siglos después, sus descendientes forman parte de la comunidad, con sus propios edificios.
Y también en la gastronomía han dejado su huella, puesto que el plato típico de la zona es el kibinai, una especie de empanadas de carne muy parecidas, a pesar de la lejanía, a las gauchas argentinas.
El castillo que reluce actualmente sobre el lago no es, de todas formas, obra de los caraítas, sino del héroe nacional lituano, Gediminas. A su alrededor, patos, nenúfares, canoas para hacer excursiones por el lago… La mejor foto se hará si se huye del tumulto por la orilla continental, siempre dejando el castillo a la derecha, hasta llegar a un mínimo y apacible parquecillo. De vuelta a la estación (o también a la ida…) nada como parar en la chocolatería artesanal taaaaan poco apta para diabéticos.