Medio italiana, medio eslava… De solo 40 kilómetros de costa disfruta la república exyugoslava más apegada a Europa Occidental. Italia le arrebató Trieste en los últimos vaivenes territoriales del cambalache del siglo XX y limitó su potencial portuario y sus accesos marítimos. Pero si Trieste es la más eslava de las ciudades italianas, la Riviera Eslovena es la franja más italiana de Eslovenia. Aquí el italiano es idioma cooficial de facto, y podemos ver tanto Koper como Capodistria en la señalización.
Y el carácter mediterráneo, más veneciano que latino, se palpa en cada una de las poblaciones cuyos límites se confunden con las vecinas, tan densamente poblada está la escueta línea costera.
Lo primero que le llama la atención a un viajero español, sin embargo, es la falta de arena… e incluso de cantos rodados. A Eslovenia llega un Adriático que no ha moldeado playas, por lo que los acalorados eslovenos en verano agudizan el ingenio para disfrutar de un mar esquivo. Los muelles de los suntuosos puertos deportivos se confunden con los pequeños espigones que enmarcan piscinas de agua salada, sobre los cuales los bañistas tumban sus toallas para castigo de sus espaldas. No hay orillas ni sombrillas. Las playas han de buscarse en el país vecino… pero aquí se descubrirán ciudadelas de ensueño.
Koper es la capital de esta región que geográficamente ocupa el norte de la península de Istria (Capodistria). El imponente y bien conservado Palacio Pretoriano no puede negar la influencia de la Serenísima. Izola, la ciudad de las empinadas cuestas medievales, es uno de los centros turísticos de Eslovenia y el lugar donde un monolito recuerda a los «caídos por la libertad de los pueblos en tierra de España», que se enrolaron con las Brigadas Internacionales para defender la II República Española durante la Guerra Civil.
Pero si hay un lugar que conquistará al viajero, ese es Piran. El llamado Cuerno de Eslovenia permite disfrutar, desde las murallas de su elevada fortaleza, unas vistas espectaculares de la costa croata a la izquierda y la italiana, a la derecha. Enfrente, nos sorprende un entramado de callejuelas que, sin canales, imita a una Venecia seca. Sus mismas contraventanas de listones de madera cerrando los mismos balcones jalonados de macetas floridas. Tiene que ser bella una ciudad que tiene una Via Lenin. El único espacio abierto, más allá del resplandeciente mar azul, es la gran plaza irregular, cuyo óvalo puede incluso recordar a la romana Piazza del Popolo, dedicada al compositor Tartini, nacido aquí. El viajero pensará que está en Italia, así que… pidan pizza.
Otras ideas para conocer Eslovenia:
https://laurifog.wordpress.com/2012/07/25/el-ensueno-esloveno/
https://laurifog.wordpress.com/2013/08/06/ljubljana-la-pequena-y-discreta-viena-balcanica/
https://laurifog.wordpress.com/2014/01/28/la-ljubljana-nocturna-mas-alternativa-y-transgresora/
4 Comments