La bahía fortificada de Cartagena

La bahía de Cartagena: fortificaciones y baterías

No hay en España recodo de mar mejor protegido que la bahía cartagenera, con sus restos antiguos y baterías más contemporáneas, como Castillitos. Desde la Prehistoria fecundo puerto, se convirtió en vigía de civilizaciones, en defensa y en ataque.

Hasta llegar a la Era Contemporánea, cuando fue rematada con búnkeres y baterías, preparándose para los grandes conflictos del siglo XX. Quien quiera visitar todas las defensas de Cartagena necesitará varios días, pues la ciudad es rica en patrimonio militar, si bien con dispar grado de conservación.

Cartago Nova, la joya púnica de Asdrúbal

Ya desde época púnica, la consentida de Asdrúbal contó con protección. En total, desde entonces, se cuentan restos o documentación de haber existido siete murallas en la ciudad. La mejor conservada es la reciente de Carlos III, la más maciza y construida a conciencia. De otras quedan restos o como de la otomana, un centro de interpretación.

Sobre la defensa de la ciudad también es imprescindible visitar el Museo Histórico Militar, con cientos de piezas de artillería, cañones, tanques, armas ligeras… de varios siglos.

Las baterías costeras de Cartagena: desde La Muela hasta Cabo Tiñoso

Pero la estrella turística en cuanto a fortificaciones son las baterías costeras. Toda la línea marina está jalonada con polvorines y baterías. Hacia occidente, adentrándose por el paraje natural de La Muela hacia Cabo Tiñoso; por el oriente, puede hacerse una buena ruta siguiendo la N-343 hasta las refinerías, y a partir de ahí, ya buscando las carreteras para ir una por una.

Esta vertiente, que termina en La Chapa y Las Cenizas, tiene un rincón especialmente vistoso, que es la Cala Cortina. La playa más bonita de la ciudad está rodeada nada menos que por cinco baterías: San Isidoro y Santa Florentina; Santa Ana Acasamatada; Santa Ana Complementaria; Trincabotijas Baja; y Trincabotijas Alta. La de Trincabotijas Baja, apenas encaramada a 50 metros sobre el mar, es la más antigua de la bahía. Data del siglo XVII y realizó su primer ensayo en 1641.

En la cara norte de la playa, la de mayor envergadura es la de Santa Ana Complementaria. De finales del siglo XIX, se construyó muy cerca de Acasamatada, pero independiente, y con cañones que ya por entonces alcanzaban los doce kilómetros de tiro.

Batería de Castillitos, la más espectacular de la bahía de Cartagena

La última,  mejor conservada y más espectacular por su arquitectura y ubicación es sin duda la Batería de Castillitos. Se erige a 250 metros sobre el nivel del mar, encaramada en los vertiginosos acantilados del cabo Tiñoso, dentro de la sierra de la Muela. Desde la costa, se sube desde Isla Plana, dirección a La Azohía y cogiendo durante un rato la carretera vieja de Cartagena, hasta el desvío de El Campillo de Adentro. Hay unos 20 kilómetros de tortuoso ascenso, pero sin duda merece la pena. Desde Cartagena, hay que coger la misma carretera, pero en dirección La Azohía-Mazarrón.

El complejo de fosos y talleres emula una fortaleza medieval, cuyas almenas recorren todo el cabo paralelas al mar, aunque es mucho más moderna: data de 1929 y el edificio es una mezcla entre los estilos historicista, ecléctico y modernista. Buena parte se construyó bajo tierra y, lo que es visible, imita el color terroso del cabo para camuflarse de lejos. Fue mandada erigir por el dictador José Antonio Primo de Rivera en su plan de defensa de las bases navales de Cartagena, Mahón y El Ferrol de 1926, aunque se construyó entre 1933 y 1936.

Al igual que para los otros puertos, se encargaron para esta batería dos enormes cañones Vickers, de 18 metros de largo, hoy inactivos pero presentes, que podían disparar un proyectil de casi una tonelada a más de 35 kilómetros de distancia. Disparó una sola vez, durante la Guerra Civil, el 25 de abril de 1937, al ver cruceros nacionales aproximarse al puerto de Cartagena. Aunque no alcanzó a ninguno, recularon.

Las otras baterías relacionadas con Castillitos

La batería de Castillitos era gemela de Las Cenizas, al otro extremo de la bahía cartagenera, cerca ya de Palos. Se pretendía que, con fuego cruzado entre ambas, la entrada por mar a la antigua Cartago quedase blindada. Castillitos y la otra batería en uso del cabo Tiñoso, Loma de Jorel, se desactivaron en 1994. La primera, por su vistosa edificación y sus espléndidas panorámicas, fue rehabilitada por el Ministerio de Defensa para su visita.

En peor estado, desde el aparcamiento de Castillitos, puede visitarse la otra batería del cabo Tiñoso, Atalayón, siguiendo un empinado ascenso hasta los 345 metros poco recomendable en verano. Más hacia la punta del cabo, siguiendo el último tramo de carretera, puede visitarse Loma de Jorel.

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