Marsaxlokk, el pueblo marinero que guarda la esencia pesquera de Malta en sus luzzus
En el sur de la isla mayor de Malta, la homónima al país, hay un lugar de cuento que vive a caballo entre las más ancestrales tradiciones pesqueras y la modernidad que traen cada media hora, en el autobús turístico, los cientos de viajeros que pasan unas horas en el pueblo cámara en mano, con ganas de degustar pescado y marisco frente al mar y ansiosos, los más caprichosos, por llenar los brazos de bolsas con la artesanía que mostrarán como trofeo al volver de viaje y nunca más usarán. Ese pueblo tipo vikingo, veneciano… porque comparte con todas las culturas tan diferentes sus mismos genes de la vida de redes y barcas de colores, se llama Marsaxlokk.
Visité Malta en septiembre de 2015, y aunque le he dedicado un post a sus grutas azules, no lo hice a tiempo para la Ventana Azul de Gozo, que ha desaparecido para siempre. Sí, que la Ventana Azul haya desaparecido es una pérdida geológica y turística, un revés para el arte con el que nos obsequia la naturaleza escultora. Pero Malta no es sólo la Ventana Azul. De hecho, muchos supieron de su existencia cuando se derrumbó. ¿Por qué no aprovechar para visitar el país antes de que pierda su encanto?
El apacible sur de Malta, aún a salvo del turismo de masas
El centro de la gran isla es un hervidero de turistas y jóvenes con ganas de fiesta que se une al núcleo vital, comercial y administrativo del país, La Valeta. El resultado es un conjunto de ciudades cuyos límites apenas se aprecian y que propician un maremágnum de calles estrechas sin carreteras principales y conexiones lentas y pesadas. El norte y oeste de la isla aún guardan cierta tranquilidad. El sur, poco a poco, va sucumbiendo al centro.
Le ocurre a Marsaskala y, de forma creciente, a Marsaxlokk. La presión demográfica y, correspondientemente, la inmobiliaria, empujan a muchos jóvenes a buscar vivienda en estas ciudades con ciertos servicios y bien comunicadas con sus lugares de trabajo.
Los luzzus de Marsaxlokk: barcas de colores y tejido manual de redes en el muelle
Por eso, a la pesca tradicional de Marsaxlokk puede que le quede poco tiempo de pintoresca. Sus barcas coloridas o luzzus suponen la identidad de esta pequeña comunidad que, al igual que su ya nombrada hermana del norte, lleva la raíz árabe «puerto» (marsa) en el propio topónimo, como la Marsella francesa o la Marsala siciliana.
El tejido manual de redes en el muelle y la venta desde la barca siguen siendo el pan de cada día. Artesanía a los ojos de los visitantes que pasan hacia los restaurantes de la fachada marítima para disfrutar del mejor pescado fresco del país.
Esta bahía natural esconde tras sus casas bajas parte de la Historia de Europa y mundial. A veces ha sido defensa natural, pero también puerta de entrada y conquista contra los malteses, como con los turcos en el siglo XVI o las tropas napoleónicas del XIX. Malta, antigua colonia británica que ha dejado el inglés como primera lengua oficial tras el nativo maltés y el cultural italiano, tuvo en Marsaxlokk una base de la Armada Aliada durante la IIGM. El último hito de la villa marinera fue tener fondeado en su bahía, en 1989, el barco que acogió la reunión entre Gorbachov y Bush padre, que ponía fin a la Guerra Fría.