La suerte de haber conocido en pie la Ventana Azul de Gozo, en Malta
Otros viajes se meten en medio, otros posts, otras tareas periodísticas y literarias… y el que le debía a la Ventana Azul de Gozo, en Malta, llega tarde para ella, pero justo a tiempo para reinventar la visita a la isla norteña del archipiélago maltés.
Gozo es la hermana pequeña. La más rural, la más atrasada… pero también la más tranquila, la de mayor encanto, la que huye de las hordas nocturnas en torno a Saint Julian’s. De hecho, en las librerías del país puede encontrarse un libro, Oleanders in the wind (Adelfas en el viento), de Joseph Attard, publicado en 1976, que nos muestra un Gozo muy parecido a la Italia profunda que nos regaló el Neorrealismo de mitad del siglo pasado.
Masalforn, la aldea pesquera de Gozo en la que el tiempo pasa lento
La novela está ambientada en la encantadora aldea pesquera de Marsalforn. Este debe ser uno de los motivos por los que visitar Gozo aun sin su ventana celestial. Aunque la fachada de la pequeña concha de su bahía está dibujada por una línea de hoteles bajos de ese estilo tan común en la construcción de los inicios del boom del turismo costero, el pueblo no ha perdido su carácter pesquero y apacible.
El tiempo pasa lento en Marsalforn, la comida frente al mar llega también lenta y sabrosa con sus productos recién pescados. No existen monumentos ni edificios reseñables, pero se respira una paz transparente y es la mejor opción de alojamiento si se quiere estar en una villa costera con ciertos servicios.
La otra posibilidad del estilo, Xlendi, cuenta con el encanto de estar encajonada entre montañas y un angosto golfo, pero cuenta con el mismo tipo de edificios en un espacio reducido y de peor acceso.
La playa roja de Ramla y la mítica cueva de Calipso
Malta, un país costero pero recortado a pico, es un paraíso para los buceadores pero no tanto para los bañistas de toalla en la arena. Sin embargo, es en Gozo donde se encuentran los poquitos arenales dignos de mención.
De entre todos, el más espectacular es el de la rojiza Bahía de Ramla. Además, ascendiendo por su ladera occidental, se llega a la mítica cueva de Calipso, donde supuestamente la ninfa secuestró a Odiseo hasta que Zeus envió a Hermes a rescatarlo. Lo cierto es que este pasaje de Homero habla de una isla paradisíaca y Gozo, en este punto, desde la boca de la cueva, lo es.
A Dwejra le falta su Ventana Azul, pero mantiene la famosa roca Fungus
Para terminar de recorrerla, llegamos a la ahora dolida Dwejra. No es la primera vez que los golpes de mar le arrancan a mordiscos uno de sus tesoros. Ya ocurrió con la caverna frente a la roca Fungus, que hoy es una laguna inundada tras haber sido derrumbada por un temporal.
Malta, expuesta en mitad del mar, también sufre duros inviernos ventosos y con violentos oleajes, especialmente ahí, en su fachada occidental.
Caída la Ventana Azul, un inmenso arco natural al índico del agua y el celeste del cielo veraniego, quedan el resto de rocas y lagunas interiores, además de la mencionada Fungus. En el suelo de ese islote crece una rara planta medicinal que fue objeto del deseo de la Orden de San Juan, un hongo africano que sólo crece en territorio europeo ahí, en Fungus.
Una torre frente a la roca custodiaba el tesoro, que reportó pingües beneficios con las ventas a las cortes europeas. Hoy Fungus ya no puede mirarse en el espejo que la vigilaba, la engullida Ventana Azul.
2 Comments