Gótico natural en la playa de As Catedrais

Playa de las Catedrales o praia das Catedrais, en Ribadeo, Lugo

Espectáculo de la erosión, de la Mariña Lucense emerge poderoso este singular arenal de dos caras diametralmente opuestas: con bajamar y con pleamar. Aunque no es el momento en el que explota toda su belleza, la pleamar ofrece un paisaje excepcional que debe ser observado desde alguno de los miradores de la senda costera que nos ofrece unas vistas únicas, con las olas golpeando los acantilados.

Porque la playa de Las Catedrales o praia das Catedrais, en el concejo de Ribadeo, provincia de Lugo lindando con Asturias, no es un arenal a ras de aparcamiento, sino al fondo de un acantilado. De hecho, con la marea alta, casi parece que no hay playa, y los excelsos pináculos rocosos naturales emergen simplemente como eso, como la punta de iceberg de rocas comunes. Cuidado al asomarse en días de temporal, puesto que los vientos pueden llegar a velocidades violentas que nos hagan perder el equilibrio y, como veremos con la marea baja, no es precisamente una balsa de agua lo que nos espera.

Cuando la marea se retira y deja la arena a la vista, podemos bajar a ras de playa y, además de disfrutar de un día soleado tumbados en la arena o de un baño en el entretenido Cantábrico, podemos y debemos perdernos entre los laberintos de torres y vanos naturales. Encontraremos pasillos, covachas y túneles sin techo entre verticales piedras que parecen rascar el cielo y explotar en vivos colores. El agua deja charcas interiores al retirarse, y rincones donde la eterna penumbra nos hará tiritar. Algunas de estas torres están unidas por arbotantes naturales que bien nos recuerdan la sección de una catedral gótica en los libros de Arte: Chartres, Nôtre Dame, Burgos… en esta ocasión, los arquitectos de semejante maravilla son el mar y el viento, rabiosos durante milenios.

En días especialmente despejados y soleados, las luces, sombras y reflejos dificultan la labor de los fotógrafos con cámaras comunes. Los contrastes son tales que queman el cielo o anulan en la oscuridad las vetas luminosas de las piedras.

Más hacia occidente, una espléndida playa de arena, Arealonga, +nos ofrece continuar tomando el sol o bañándonos con pleamar, ancha y extensa. Pero si As Catedrais tiene un valor añadido sobre las playas de la Mariña Oriental es que perderse en ella es un placer en cualquier época del año, sea estación de baños o no. La soledad del otoño o de inicios de primavera entre sus bóvedas bien merece remangarse los pantalones y dejar que la fría orilla nos lama los pies.

Debido al aumento continuo de su popularidad, en fechas especialmente turísticas, como el verano, la Semana Santa y algunos puentes, se pone en marcha un plan restringido de visitas, por lo que conviene reservar con antelación si no queremos llegar a pie de roca… y quedarnos con las ganas.

 

 

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