Los valles calchaquíes y la quebrada de Humahuaca

Los valles calchaquíes, tesoro de tradición de Argentina a lo largo de Salta, Tucumán, Catarmarca y Jujuy

Si la ciudad de Salta es la joya colonial de Argentina, las tierras que la acogen no están exentas de una singular belleza. Las valles calchaquíes, de marcada cultura indígena y abruptos e inmensos paisajes, se extienden por las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca, y se adentran en Jujuy para enlazar con el valle más célebre de la zona, la quebrada de Humahuaca.

Quien tenga buena memoria musical, recordará de las verbenas veraniegas «fiesta de la quebrada humahuaqueña para bailar. Erke, charango y bombo, carnavalito para bailar…», que viene de allá.

En estos valles infinitos, casi despoblados, conservan la cultura artesanal del altiplano. Tejidos naturales, artesanía en madera, pura lana de llama… Las plazas de los pequeños pueblos que salpican las terrosas gargantas son una explosión de colores y tejidos esperando a los turistas, su fuente de ingresos externa. Por estos valles circula, además, el célebre «tren a las nubes», sobre elevadísimos y frágiles puentes que nos recuerdan las estructuras de Eiffel.

Las blancas Salinas Grandes de Salta

En el inmenso altiplano, de repente, aparece ante nosotros un infinito y desierto mar blanco. Son las Salinas Grandes. Gigantes piscinas naturales son explotadas para la obtención de sal mineral. Es una experiencia zambullirse en ellas y salir blanca y reseca.

Pero la sal no es la única producción de la zona. El valle de Cafayate es la zona vitícola de las provincias del norte.

Purmamarca y el Cerro de los Siete Colores

A pesar de todo estas cosas, probablemente el símbolo de las quebradas, en concreto la de Purmamarca, en Jujuy, sea el Cerro de los Siete Colores. Esta montaña, de origen geológico convulso, lo traduce exteriormente en forma de estratos de diferentes colores que cambian en función del momento del día y la luz que les dé.

Las distancias en estas provincias son incalculables, y las comunicaciones, complicadas. Pero, si se dispone de tiempo para recorrerlas, el recuerdo es imborrable. Si la visita es corta, cercana a la capital salteña se encuentra la quebrada de San Lorenzo, más breve y exuberante en su vegetación, similar a los bosques atlánticos europeos.

Argentina siempre sabe a poco… Algunas ideas más en:

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https://laurifog.wordpress.com/2012/07/29/al-amparo-del-techo-de-america/
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