Montenegro, el país verde al que da sombra y nombre una montaña oscura
Crna Gora en su denominación local, Montenegro, el país de los lagos, como el Biograd, le debe su nombre occidental a navegantes españoles, según unas fuentes, y a venecianos, según otras.
Lo cierto es que, atendiendo a la ubicación del conocido como «Monte Negro», detrás de la Bahía de Kotor, a la vista desde las orillas, es normal que en toda la zona consideren como válida la teoría española, pues Herceg Novi, por ejemplo, en la primera boca de Kotor, fue ocupada brevemente por los españoles en 1538, y a ellos le deben la fortaleza más alta de la ciudad.
Los venecianos no llegaron a la zona hasta finales del siglo XVIII. Además, aunque el idioma evoluciona constantemente, del italiano habría quedado Monte Nero y no Monte Negro.
El culpable, en todo caso, de tal denominación es el Monte Lovćen, que a su vez denomina a todo el parque que lo rodea. La cumbre más alta entre la antigua capital, Cetinje, y la Bahía de Kotor no es de azabache, ni siquiera de una piedra oscura diferente a la caliza blanquecina del resto del Parque Nacional. Su apelativo de «negro» se lo debe a cómo se ve el final de los Alpes Dináricos desde el mar Adriático, casi negros por su rica vegetación.
El Parque de Lovćen, vistas en 360º, desde Kotor hasta Cetijne
Desde su falda occidental comienza la bajada a Kotor, de cuya bahía al completo, hasta el Adriático, se tienen unas vistas espectaculares. El estrecho camino, ahora en obras de ampliación y reasfaltado, enlaza con la carretera Kotor-Cetinje, que bordea el parque y que es sin duda una de las carreteras panorámicas más impresionantes del mundo. Su pendiente en zigzag, con 28 curvas cerradísimas y numeradas, deja pocos espacios para detenerse, pero los hay, especialmente arriba, tiendas de recuerdos y subsistencia incluidas.
Del resto del parque de Lovćen destaca el Mausoleo ubicado en el pico Jezerski, el segundo en altitud del macizo. Dedicado al soberano y príncipe obispo de Montenegro Petar II Petrović Njegoš o Pedro II de Montenegro, para acceder a él desde el aparcamiento es necesario ascender 461 escalones, la mayoría de ellos por un amplio túnel que abre ventanas al Parque. Arriba, las vistas de 360º hacia el «Monte Negro» y la capital Cetijne son sublimes.
El Parque Nacional de Durmitor, con su Lago Negro y la garganta de Tara
La estrella del país, no obstante, es el Parque Nacional de Durmitor, y no únicamente por que el Tara lo desgarre de forma dramática. Con muchas de las cumbres más altas del país, por encima de los 2.000 metros, de entre su verdor emergen nada más y nada menos que 28 lagos glaciares. El Crna Jezero, Lago Negro o Black Lake es el mayor y más espectacular, con más de un kilómetro de longitud cuando sus aguas, que bajan directamente de decenas de torrentes de las montañas, están más altas. Una de sus virtudes es que, además, es fácilmente accesible desde Zabljak, con un paseo de unos 3 kilómetros. En el último tramo, ya en el parque, numerosos artesanos venden tés de la zona, miel y tarrinas de frutos silvestres para acompañar el camino.
El lago está a más de 1.400 metros de altitud, por lo que el tiempo en su entorno es cambiante, pasando de cielo despejado a gruesos nubarrones de tormenta en un instante. Sus orillas son un parque de diversión para niños, campistas y domingueros, con zonas de merendero habilitadas.
La carretera que baja desde Blazjack hacia Savnik para luego seguir hacia Podgorica es una de las más peligrosas del país por los desprendimientos constantes de rocas de las laderas, que pueden consistir en piedras sueltas o auténticos derrumbes. En invierno, es una zona gélida, pero los riesgos se dan también en verano, con tormentas que aparecen de la nada por la condensación de la humedad y las corrientes de alta montaña. Se desaconseja totalmente la conducción nocturna.
El lago Biograd, la gran atracción de la última gran jungla salvaje europea
Al este del país, el otro gran parque es el de Biogradska Gora. También salpicado de lagos (5, a gran altura) y atravesado por el Moraca, destaca en su nivel más bajo el gran lago Biograd, de corte alpino y totalmente rodeado de vegetación. Este frondoso parque está considerado como la última jungla salvaje europea. Entre su verdor exuberante campan aún a sus anchas los osos pardos centroeuropeos, los lobos, varias especies de víboras y ancestrales aves en peligro de extinción, como el urogallo, entre otra fauna.
En el parque la temperatura es unos diez grados menor que en la costa de día, y realmente fría de noche. Se permite la acampada y, al igual que en los otros espacios naturales, están proliferando sostenibles alojamientos rurales que se caracterizan por acoger vacaciones en familia.
Entre Montenegro y Albania, el hermoso lago Skadar
Ya al sur de la llanura de Podgorica y cercano a la costa, mucho más accesible y abierto, el lago Skadar, el mayor de los Balcanes, conforma el parque homónimo. Desde el castillo Besac, tras pasar el puente que une las dos orillas por su parte más estrecha hacia la costa, ofrece una estampa idílica. Sus orillas soleadas crean playas arenosas a las que se llega en taxi-boat o en los numerosos cruceros organizados. Dos tercios de su superficie son montenegrinos y el otro pertenece a Albania. En su orilla norte está situado uno de los dos puestos fronterizos con el país vecino. El borde albanés es más montañoso, mientras que hacia el centro de Montenegro se forman cenagales en las orillas, especialmente con la bajada del nivel de las aguas en verano.
El lago Skadar puede verse desde el puente que conecta la carretera de Podgorica con la costa pero, en casi toda su magnitud, desde las curvas en las alturas ascendiendo ya en dirección Petrovac. Si bien el Biogradska nos ofrece la postal más idílica por su aislamiento entre bosque y montañas, la inmensidad del Skadar, su facilidad de acceso, los cambios de paisaje según las orillas y las múltiples opciones de deporte acuático y ocio ribereño que ofrece lo hacen más que apetecible.